Apatzingán de la Constitución, 11 de septiembre de 2021.
Ante la crisis humanitaria provocada por la disputa territorial entre grupos del crimen organizado, en el occidente del estado de Michoacán, el Observatorio de Seguridad Humana de la Región de Apatzingán ha participado en reuniones convocadas por la Comisionada Ejecutiva de Atención a Víctimas de la entidad, en las que han concurrido tanto autoridades de instituciones del Estado mexicano como organismos de la Sociedad Civil para colaborar en la solución del conflicto.
En la última reunión, celebrada el pasado martes 7 de septiembre en el Centro Integral de Servicios del Gobierno de Michoacán, se dieron cita representantes de la Comisión convocante, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, de la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia de Apatzingán, así como de la Fiscalía Regional, del cuartel de infantería de la 43 Zona Militar y del destacamento de la Guardia Nacional en la región.
Los integrantes de las Fuerzas Armadas y Guardia Nacional manifestaron las dificultades que encuentran para cumplir su mandato de mantener el orden y garantizar los derechos de libre tránsito y de seguridad para la población, por la existencia de una base social de los grupos criminales, que han llegado a interponer a mujeres y niños ante los operativos que implementan en la región para cumplir con sus propósitos constitucionales.
Junto al señalamiento, profundizaron en el problema educativo que perciben en la base de esta circunstancia, pues familias enteras han establecido vínculos con los intereses de las actividades ilegales, y sobre todo la infancia y las juventudes han desarrollado un sentimiento de admiración hacia quienes forman parte de la delincuencia organizada, considerando estas actividades ilícitas como un proyecto de vida.
Como Observatorio ciudadano, consideramos que es necesario hacer pública la respuesta que la sociedad civil dio a estos señalamientos, con la intención de formar un frente unificado, junto con las fuerzas del orden, para la obtención de la paz social a la que aspira el pueblo de México.
La sociedad civil en Apatzingán y la región de Tierra Caliente está consciente que nuestros pueblos se han acostumbrado a convivir con los negocios criminales y los grupos que se benefician de ellos. Reconocemos que la denominada narcocultura ha trastocado los valores de la población, sobre todo los de las generaciones más jóvenes, naturalizando a la violencia como forma nociva de convivencia. Igualmente, reconocemos que existen redes de complicidad y que un amplio sector de la población recurre a los grupos criminales para dirimir una variada cantidad de conflictos cotidianos, tanto familiares, como de convivencia vecinal o de naturaleza comercial.
Sin embargo: rechazamos tajantemente una interpretación simplista de esta problemática, que tiende a la polarización del conflicto, amenaza con criminalizar a la población, estigmatizar a las juventudes y sería el preámbulo de un aumento a las violaciones de derechos humanos, al abuso de la autoridad, a la arbitrariedad y más violencia.
Si esta descomposición social ha llegado a su estado actual, es en buena parte por un abandono sistemático de las obligaciones constitucionales del Estado, en sus tres órdenes de gobierno, respecto a la población. La pobreza crónica, la falta de un sistema educativo adecuado y suficiente para la niñez y las juventudes de la región, y la ineficacia sistemática de las instituciones de procuración e impartición de justicia, debida a su exceso de burocracia y la corrupción presente en algunos de sus funcionarios, son problemas estructurales que deben remediarse para revertir la descomposición del tejido social.
Si el día de hoy existen habitantes que forman parte de manifestaciones públicas arengadas por los grupos criminales, debemos destacar que la mayoría de esas personas no van por su voluntad, sino amenazadas por los grupos delictivos de sufrir represalias en caso de no actuar como les exigen. Aún más podemos decir sobre el reclutamiento forzado, del cual son víctimas niños desde edades tan tempranas como los 12 años y provoca el secuestro de toda su familia, a merced de quienes retienen a sus hijos.
Una victimización progresiva de la población bajo los agravios de despojo, extorsión, secuestro, fraude, violación y explotación sexual, tortura, homicidio y un doloroso etcétera, es el flagelo que han vivido por décadas las personas que habitan nuestra región y del cual huyen en un desplazamiento interno masivo, que creció a escala de crisis humanitaria.
El Observatorio de Seguridad Humana de la Región de Apatzingán, junto con la buena gente de colectivos, asociaciones civiles, instituciones educativas y dependencias de gobierno honestas, diariamente trabajamos por erradicar la cultura de la violencia-narcocultura y promover una renovación cultural basada en la recuperación de nuestra identidad regional, laeducación para el buen convivir y la paz, el respeto a los derechos humanos, la cultura de la legalidad y el fomento de la corresponsabilidad ciudadana.
Queremos tender puentes de colaboración con las autoridades del Estado y sus corporaciones armadas para alcanzar objetivos comunes: fortalecer las instituciones de gobierno con base en la participación ciudadana, construir confianza entre la población y las instituciones de justicia y resguardar los derechos fundamentales que dotan de dignidad a la vida humana, propiciando la prosperidad material y espiritual de la gente, que es nuestra mayor y verdadera riqueza.
En este propósito de regeneración moral, orientarán nuestros actos las eternas palabras del ciervo de la nación, que guiaron los trabajos del congreso que en esta ciudad promulgó nuestra primera Constitución:
“Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.” Sentimientos de la Nación, septiembre de 1813.
Hacemos un llamado a la sociedad civil organizada, a los medios de comunicación, a los organismos defensores de derechos humanos, a las autoridades de los tres órdenes de gobierno, a los tres poderes de la soberanía nacional, a los liderazgos espirituales y a la comunidad internacional, a que formemos un frente amplio, que sume nuestros recursos y talentos al objetivo compartido de construir la paz que tanto necesita nuestro pueblo, del cual, todos los convocados formamos parte.
De la próxima reunión, agendada para el día 21 de septiembre, saldremos con lineamientos de acción colaborativa, líneas generales que orienten nuestro actuar, para articular nuestros esfuerzos y conquistar metas alcanzables a corto, mediano y largo plazo. Seguramente serán necesarios ajustes sobre la marcha, pero cada paso será más sólido desde la unidad de voluntades.
OBSERVATORIO DE SEGURIDAD HUMANA DE LA REGIÓN DE APATZINGÁN